Los padres de I., vinieron a consulta preocupados porque su hija de casi cuatro años de edad, no hablaba fuera del entorno familiar. Solamente se comunicaba con su familia más allegada, y si había alguien delante, se comunicaba por señas o iba decirles cosas al oído. En el colegio, en el parque, y en cualquier contexto en el que había personas desconocidas delante, I. sólo se comunicaba con señas, se ponía nerviosa, y empezaba a enredarse el pelo, la ropa, y muchos otros gestos indicativos de un alto nivel de ansiedad, todo ello producía que en el colegio, y en cualquier entorno desconocido, la vida social de I. se estaba viendo afectada, hasta el punto de no jugar con otros niños de su edad.

Después de recoger toda la información necesaria para abordar el caso, empecé a aplicar sesiones de terapia cognitivo-conductual con I., y sus padres, obteniendo excelentes resultados en pocas sesiones, la terapia cognitivo conductual, se basa en cambiar conductas, y pensamientos, se entrenó a I. en relajación, escribí un cuento para ella que le ayudó a manejar situaciones de estrés, también se hizo un entrenamiento en habillidades sociales, y se fue exponiendo poco a poco a situaciones estresantes con ayuda hasta que hacía por sí misma la tarea propia de la terapia. La comunicación con sus padres mejoró,  y su madre, lloró de alegría cuando su hija empezó a hablar conmigo en las sesiones de terapia, poco a poco, I., cada vez fué cogiendo más confianza también fuera de la terapia, al comenzar el nuevo curso escolar, la profesora decía que estaba totalmente desconocida, ya no era la niña tímida del curso anterior, se acercaba a conversar y a jugar con otros niños en el parque, y hoy en día se comporta como cualquier niño de su edad. Aunque sigue siendo tímida, esto es un rasgo que forma parte de su personalidad, y no es negativo ni hay motivo para cambiarlo porque es algo más que le define como persona.

Gracias a la colaboración e implicación en la terapia de los padres de I., la terapia ha resultado más eficaz, y rápida, ya que sin esta cooperación, los resultados probablemente no serían los esperados, con ello quiero recalcar, que el trabajo del terapeuta, es importante, es la guía necesaria para afrontar un problema, cuando no se poseen recursos a la hora de afrontarlo, pero sin la colaboración del paciente, el proceso podría haber resultado más costoso.